jueves, 27 de septiembre de 2012

Tratado de Octubre


Me he despojado de todo encuentro,
sobre mi hombro se posa el pájaro del silencio
y a veces, sólo a veces, la carcajada del delirio,
viene a perforar los huesos a mi hastío.
Orietta Lozano.

Debe ser la lluvia volviéndonos locos
o el recuerdo de las ventanas donde besé pájaros metálicos.

El afilado canto de este lapso ya no asusta ni impide mi camino:
me estoy arrojando a los sumideros de un corazón crepuscular.

Deben ser los árboles y los clavicordios del otoño.
Mis piernas ya sólo corren detrás de los autobuses rojos que se marchan.

Para el amor  ya no basta con la espera ni el enredo,
hay mujeres cubiertas de plumas y de niebla hablando del delirio
y todo puede ser real asomándome a sus páginas de viento.

Es la oscuridad de los brazos ajenos el manto que cubre mi desnudo.
Quiero aprender de esta carne y estos huesos, del temblor y la conciencia,
debo ser la patria donde firman con latidos estos salmos y el futuro.

Duelen y oscilan las rutas de la sangre a su llamada:
el amor ya bajo las uñas como un despojo del silencio.












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martes, 18 de septiembre de 2012

El lado mortal

No se le puede explicar a la noche
la necesidad de unos labios enfrentados al error.
Es como querer divagar al lado de los cuerdos
y que nadie diga nada.

Disparamos al paisaje con la furia de quien sabe
que siempre somos perdedores pero hay algo,
hay algo que siempre nos hace sentirnos libres,
cuando cerramos todos los bares
a golpe de poesía y la vida se nos va
en creernos a nosotros mismos.

La ciudad nos toca el corazón como un instrumento
que nadie escucha en sus infiernos, estamos solos,
estamos apartando a puñetazos
lo inservible de este tiempo.

Somos las putas de siempre
levantando el negocio de la ternura
y nunca dicen nada las calles de esta sangre,
la muerte lo da todo por hecho, todo por clausurado.

Este alijo de papeles incendiados, esta batalla de sueños
se resuelve en el siglo de la noche y no se puede saber
el por qué ni el cómo pero todos dicen
que has de seguir, has de encontrar algún motivo
para verle al lado mortal esta belleza que rehúye.

Es la gloriosa tarea de apretar los dientes
y desnudar el corazón en medio de esta mafia de puñales.

jueves, 13 de septiembre de 2012


Fija en mí el instante,
relámpago en las sombras estáticas.
Llévame al templo de los cuerpos, al centro de los astros:
enciérrame allí como si fuera eterna,
alójame en los jardines imprecisos del recuerdo,
tócame de vez en cuando.
Yace sobre mí tu tiempo detenido,
quieto el fuego de tus ojos renunciando,
todo perece fuera del minuto en que te quedas
perpetuo en la memoria del ahora respirando.





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viernes, 7 de septiembre de 2012


Y ahora pondré en tu silencio
los pétalos caídos del verano mientras todo
sigue el curso inestimable de un tiempo derramado.
Llevo conmigo el deseo despojado de sus sombras:
todo cuanto fuimos se resuelve en la luz.
Dejo en tus huidas sólo un verso, nada de sangre,
y en la alegría te reescribo como un viaje a ninguna parte.
Olvido los enrejados motivos: no quiero saberlo.
Siempre serás ese viento en mis aristas.
Siempre te habrás ido de nuevo mañana
dejando todas las puertas abiertas.


domingo, 2 de septiembre de 2012


Ya quedan las tardes y aquella nostalgia

conocida nostalgia con sus cuerdas y su color púrpura,

amiga nuestra, madre del verso que nace de un tropiezo,

la fiesta donde vamos a morir de tanta muerte.


Pareciera que tu sonrisa iba a salvarme

y por lo menos sigue sosteniéndome contigo.


Dónde quedarán las cosas que tuvimos que vivir,

es la gran pregunta y es la misma trampa

que hoy me haría besar tu espalda, meterme en tí

como adentrándome en el silencio del océano.


Queda todavía ese azulado tormento y el oxígeno

que respiro del recuerdo que te envuelve.


Y aquellas tardes y la calle donde sé de tu paso

y esta misma nostalgia sin odio, sin desprecio,

sin que haya que perdonarse esta flaqueza.





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