jueves, 26 de diciembre de 2013

Perros


Bruma sobre las casas. Una alambrada sitia la poca paz que queda. Emergen manos entre las llamas, me acosan, penetran en mis entrañas: todo mi cuerpo es una náusea de pronto. Partir, irme lejos. No quería este recuerdo, no quería más tinieblas. Una flor amarilla, un sonido seco, la noche infectada en mi cama. Un día todo cristalizará y seré la mañana y veré la luz inmensa que es la verdad de mi tiempo. Haber nacido mujer, perderme en los espejos y ya tan sólo encontrarme en el aullido de los bosques. No sentarme a esperar nada. Nunca más lanzarme a los perros hambrientos. 




miércoles, 18 de diciembre de 2013

Nota en la nevera.

Mis ojos prendidos en todos los relojes que encuentro de camino a tu cuerpo. Es la prisa de los pétalos, de las calandrias; la urgencia de la piel. La vida por encima de las pérdidas, tú besando mis nudillos. Vengo a decirte que ya descifré el código del vacío. Y que las noches ya sólo tienen verbos, no suposiciones. Nada menos aleatorio que tu mano en mi rodilla. Es certero. Es cierto: algo nos espera desdiciendo cuanto fuimos.









.

domingo, 15 de diciembre de 2013

De ahora en adelante.

Porque vuelvo sola y porque tengo la costumbre insidiosa
de tropezar con las esquinas del recuerdo
aunque a veces también trepo a los árboles y se me olvida
el mundo, la muerte, tu nombre, las cuotas
y ya tan solo soy de las estrellas aunque nadie entienda esto
y sólo me vean al fondo de una barra hablando con dos perros
esto es lo que soy vestida de desencanto
esto es lo que soy cuando me asedia la nostalgia
y porque araño superficies buscando un beso, un solo beso
y me encuentro con el cuerpo endemoniado de los hombres
pidiendo algo que no existe, que no tengo
y porque puedo bailar con los deseos hasta que llegue la mañana
y ser más inexacta, -oh, si soy toda de bruma
aunque a veces me presente firme como un soldado
a las filas de un corazón que siempre engaña-
porque puedo permitirme esto y lo otro, todo cuanto quiera
porque mi casa es la palabra y la palabra me traiciona
cuando digo lo que a veces me vacía y él se marcha
y la ciudad se desmorona en la canción de despedida
y porque yo también me marcho llenando de furia los taxis
porque vuelvo sola a casa y me meto sola en la cama
y mejor así que las espaldas y que las millas y que la desgana
aunque a veces volcaría el cielo y abriría cada puerta
para irme con otro que me ofrezca el  licor oscuro
que es la noche y son sus manos debajo del vestido
porque subo la escalera y a veces caigo en esa cuenta
que son tus labios y mis labios juntos,
porque soy de esta manera y tú te lo has perdido
aunque a ambos nos de lo mismo de ahora en adelante
porque soy de las que vuelve a solas en la noche
a solas en la noche donde dejo de ser nadie.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Noviembre

 Las causas, la incógnita, la suave luz de la tarde,
mis palabras inclinándose hacia el suelo, mis pasos largos,
esa soledad que me acompaña día y noche y que es adecuada,
que me lleva por paisajes singulares donde hay una presencia.
Esa presencia, la templanza, la pieza única, mi corazón,
todas las razones que ya no importan, las mujeres como altares,
los hombres siempre al borde de mis ojos, alfileres en la piel donde besaron.
La verdad humillándose bajo un cuerpo que no es mío,
Noviembre y su núcleo de sueños, sus nieves, las manos del alfarero.
Los relojes, la noche apropiada, la pareja que baila en el frío,
todos los secretos sin capa de hielo, dichos.
El abrazo que ya no es oscuro, la ley que se rompe entre mis dedos,
las pausas, los comienzos,  los teléfonos, las ciudades,
vértebras que hacen de nosotros algo más que tiempo y barro;
Noviembre, mi principio, tu nombre, el olvido.  

lunes, 18 de noviembre de 2013

Mis lágrimas en tu chaqueta.

A Antonio.


La noche se ha vuelto roja y fría y me duele en los labios
como una herida reciente y húmeda.

Me tomas de la mano, miramos juntos el nudo
que forman nuestros miedos y nuestras esperas.

Dentro del coche, con la madrugada desangrándose en el exterior,
veo en ti lo que he perdido y me derramo en las palabras,
en los gestos, en la suave luz que hay en tus ojos.

Janey don't you lose heart,  canta Bruce
y tú me abrazas en silencio y el silencio es todo cuanto tengo;
pero a veces, como ahora, la ternura me hace alguien
y contigo todo es fácil, todo relumbra de otro modo.

Veo mis lágrimas en tu chaqueta,
pequeñas sendas de una verdad que al fin respira.

Más allá de las barras de los bares, de las fiestas,
de las caricias furtivas, de la vuelta a casa, del último cigarro,
más allá incluso de mi delirio y mi desgaste,
estabas tú y no te has ido, te has quedado conmigo como nadie.

Mis lágrimas en tu chaqueta,
y una rabia suave, los hombres de repente destruidos en tu pecho.

Y la noche se hace dulce aunque me duela
porque en tus manos tibias pulverizo la injusticia, las razones
y me vuelvo un ser que nunca he sido, una verdad abierta,
una falta de miedo tan hermosa como frágil.

Tú que me proteges de esa tormenta de imposibles
que me asalta cuando bajo a los infiernos de mi vida,
tú contra mis monstruos, mi gran héroe,
dándome la mano incluso antes de que caiga.

Todo cuanto fuimos brilla ahora intensamente
y por tantas cosas que me asedian no te suelto; no te alejes.  

Mis lágrimas en tu chaqueta, y ese incendio donde juntos
somos la canción desesperada de la noche;
la cálida caricia del amigo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

http://www.youtube.com/watch?v=r3RldNm9l1Y

viernes, 1 de noviembre de 2013

El chico gato.



Hablas del desayuno. Apenas te miro. Bebo. 

Tienes los ojos azules, ¿quizá verdes? Son felinos. 

La cara de un gato incauto me mira entre las luces rojas.

Eres tú. Me das de beber. 

Extraes milésimas de tiempo, dispones los labios, no preguntas. 

Todo está girando en su dolor, me centrifugo contigo

que no sé quién eres.   

Encuentro el mar entre caricias, pequeñas islas de nombre antiguo. 

Gemimos un pasado reciente. Caigo en la misma esquina,

en la espesura verde de tus ojos de fuego. 

La madrugada acecha en tu urgencia, hay un alijo de besos fieros,

no sabemos muy bien qué hacer con tantas prendas.

Dentro de este abrazo enterramos las palabras

que no van a servirnos de nada; 

pero eso ya lo sabíamos.
 
Te clavas en mí y no se me cae el cielo encima:

lo sostengo con las puntas de mis dedos.

Hay un hombre que me mira desde ti,

alguien que desarma  todo el miedo, uno que no tiene la culpa. 

La ciudad se ha vuelto bosque de tu mano pálida. 

Yo no sé. No sé. Hemos bebido. 

No me acuerdo de quién eres. No te vuelvo a ver.

Echas la cabeza para atrás y veo las estrellas en tus ojos.

Estrella verdes en tus ojos.

La alquimia extraña del olvido. 

Contigo adentro he cerrado otro capítulo. No sé como. No sé. 

 
Desde entonces siento que estoy hecha de pájaros. 












http://www.youtube.com/watch?v=Ai95Nxu-_nU

lunes, 21 de octubre de 2013

Era eso.


“Baila conmigo en esta noche,
salta,
grita,
y abraza,
sé latido
de vida y amor lento, muy lento,
vívelo
casi todo
en esta noche”.
Manu Cáncer.


Se disuelve el miedo en los labios nuevos del mañana.
Partículas de tiempo, polvo ancestral, la belleza del éxodo.

Viajamos por los cuerpos, por las mentes, sendas de luz y de tiniebla.

Nos alejamos,
nos dejamos morir,
 volvemos a las puertas del sueño.

Estamos llenos de amor cuando de pronto comprendemos,
cuando recuperamos esa fracción perdida que hay en nosotros;
la que nos hace libres contra los muros que alguna vez creamos.

            Todo está en mí y desde mí se vuelven pequeños, insignificantes los vallados.

Se resuelven las preguntas y un destello alumbra mi tristeza
extinguiendo lo inservible, lo que no existe en realidad.

La vida era eso.
Saber marcharse y volver siempre a lo que has sido.
Entregarse siempre y perdonarse por la entrega. Pedir perdón. Llamar al amor.
Y que respondan. Que respondan. 







miércoles, 2 de octubre de 2013

Todo se comprende.

 
“Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco..”
Jaime Gil de Biedma.
 
 
El silencio, la cama desordenada,
la mañana abriéndose de cuajo en unos ojos que conocen el dolor.
Besarse en el vacío de las  horas más tardías,
buscarse en los supuestos y ser más animales que cualquiera.
Ellas paren hijos, ellos miran a otras hembras.
A veces se dedican al amor, a saldar sus cuentas,
a ceñir espacios infinitos en la forma de sus cuerpos.
Y en medio de todo esto estamos nosotros,
donde una soledad extraña recoge los fragmentos
de ti y de mí, de lo que pudimos ser alguna vez.
Si estamos tristes y nos alejamos,
si buscamos fechas en el cuerpo que nos abre,
si pasan los años y tú vas cerrando la puerta, no temas.
Todo se comprende.
Todo se deja morir de tanta, tanta vida.
Y siendo el mismo interrogante ambos, quietos en el margen,
nos dejamos partir el corazón por cualquiera,
creemos merecer esta suerte torcida
de que nos quieran poco y a destiempo.
Amor, nunca estamos para nadie y yo me veo en ti cerrando puertas,
respirando en las palabras, sucia belleza de ese olvido
que nunca llega sin embargo.  
 
 
 
 

jueves, 26 de septiembre de 2013

El camino del humo



Las estrellas, las últimas luces,
las estelas de los coches sobre un pavimento sucio y oscuro.


El silencio que impregna el camino, las manos que apartan el viento.

 
La presencia dentro de mí cuerpo, la respuesta que estaba buscando:
latente y húmeda.


Tu manera de trazar bonitos márgenes donde yo permanecí
a la espera de nada, mordiendo el vacío.


Pero estoy lista para irme, cariño.


He llorado lo mismo todo el tiempo y he caído en las mismas aguas
donde caen mis iguales, partículas de dolor,
la cáscara del frío, mi desesperanza asfixiándose.


Las calles me alejan cada vez más de lo irreal de tus ojos
y  voy acercándome a mi centro, oscuro todavía.

 
Estoy lista para quererte, cariño,
desde mi espacio y mi memoria donde ya no necesito
ni tus respuestas ni la noche que tembló para nosotros.


Este es el camino del humo.

 
Quizá el lado salvaje y oculto que busqué naciendo
y que sólo se encuentra muriéndose un poco día a día, beso a beso.

 

La mañana surge entre tejados y cables de luz,
el mundo brilla para nosotros con su canción más triste.


Se agotó el veneno, mi vida.
A mi me nombra la mañana azul y me entrelazo a ese futuro
donde ya no estás para necesitarte.  
 
 
 

 

miércoles, 7 de agosto de 2013

1.


Con nueve años yo iba con mis ojeras malvas y mi nariz rota allí donde se oculta lo flagrante. No eran las faldas de la madre, despuntadas y etéreas, ni tampoco las sienes plateadas de la abuela donde se libraban millones de recuerdos armados. No era el sexto piso en una concurrida avenida donde el sol y el viento parecían más salvajes, más crueles. Ni tan siquiera eran los gatos que veía en los tejados de enfrente, tranquilos y enfermos en su mayoría.

Yo rebuscaba en la tragedia, sí. Pedazos de algo que se pareciera a la alegría, pero tan sólo encontraba una soledad devastadora que nos iba apartando de los senos y de las victorias.

Amar delicadamente sólo por salvarse. Eso hice, y empeñarme. Por eso hoy todavía no termino de venderme y llevo mis ojeras malvas al peligro de los cuerpos. Los que me dan la ruina y me levantan luego, que de eso ya he aprendido. Tan sólo me pregunto porque se arrastran los destinos, como animales muertos, por los suelos de la infancia.

Y por qué contra eso, tampoco hacemos nada.


domingo, 28 de julio de 2013

Todavía

Eras tú.

Y se nos daba tan bien crear distancias

como habitar trincheras.

Éramos nosotros y era el desafío de mirarnos

siempre desde los rincones más oscuros.

Pero a veces nos salvábamos a besos,

nos ganábamos a orgasmos altos, eléctricos.

Yo era el laberinto

y nunca te pedí perdón.

Llevo conmigo ese nosotros borroso y aguado

pero vivo.

Eras tú, el latido.

Y el día que te fuiste recuperamos los sentidos,

todo volvió a ser normal, todo respiraba.

Menos esa parte de mí,

profunda y callada,

que todavía te nombra. 







martes, 16 de julio de 2013

Ventanas abiertas.

Soltarse. Ese era el paradigma, el origen de todo.  Comprender que a veces, evitar un camino, nos alejará de algo incierto y oscuro.  Hoy aludes al dolor, y él te apunta con su arco brocado. Pasamos la vida huyendo de esas flechas, más esquivarlas es postergar lo inevitable. 

Tiene que dolerte y tienes que aprender. Y discernir tu espacio, bellísimo y único.  Nunca unos ojos ajenos te devolverán tal intimidad, nunca besará tus manos una verdad semejante. 



Traga esa piedra. Y luego otras. Siéntelas y vive sin olvidar los rechazos, la indiferencia, el vacío al que te confinaron sin ser culpable nadie. Todo ocurre por algo y el motivo eres tú,  es tu escalera, es tu raro laberinto. El paso ahora es lento, agónico.  Más sabes que todo es cíclico y volverá a empezar donde lo dejaste. 


Ventanas, si todo son ventanas abiertas tienes que creérlo.  Si dentro de ti un paraiso emerge aún desconociéndolo, sabrás del significado. Porque en lo que hoy lloras, mañana habrá una siembra y después la incertidumbre que brilla como un faro en la oscura noche del tiempo. 


Y porque nunca lo sabrá aquel partícipe que no te oye, que no tiembla contigo, que no es nada. 

Y por eso nada está escrito. 


Aquello que creíste firme hoy se desvanece y todo es soltarlo. Dejarlo ir,  página a página.  Con su lodo y sus sombras, incluso con la vida que pudo darte; aquel respiro necesario.  Dejar que sea. Dejar que muera. Dejar que sólo sea un verso transitorio, la siguiente puerta que se abre  a lo que en realidad has sido siempre.  















http://letras.com/mumford-sons/1854463/

domingo, 14 de julio de 2013

Las mujeres cantan al romperse.


Pétalos negros en sus labios que manchan el aire

de una sucia soledad.


De noche en las alcobas se teje el abismo:


fibra a fibra seremos materia deshechable.


Y nos quedamos con nuestro amor, casi ridículas.


Y por  no decirlo cantamos desde la sangre


sin que el hombre nos descubra 


vacías y solas en la madrugada.


Las mujeres saben que en lo oscuro


pueden permitirse la flaqueza, 


pueden soltar trenes y paisajes,


las horas en las que estuvieron vivas. 


Para morir después se conceden el instante


y el recuerdo y la fatiga del pasado 


y los cuadernos donde brillaba la suerte. 


Las mujeres mueren en los océanos,


en las calles solitarias, en el rincón del beso,


allí donde fueron felices.




miércoles, 3 de julio de 2013

Vacío


A veces todo es un gran vacío disfrazado de certezas.

Esa nada oculta entre los ojos de la gente y sus palabras,
entre azoteas donde el verano clava su bandera,
está escondida entre las horas que pasamos pretendiendo.

Pero todo ese vacío avanza, impregna las paredes,
se filtra por la piel hasta la sangre,
extiende su dominio en tus adentros.

Y disimulas comprando otra película, pagando por vivir
apenas un segundo que te libre de ese abismo.

Te pones tu vestido, ríes simpre por si acaso,
brindas por la vida que se asienta hinchada de promesas.

Qué poco brillan las ciudades sin embargo
cuando el hueco gigantesto e indecible
llega destrozando las consignas, las barreras, los disfrazes.

Qué pequeño es el espacio que se asigna a las verdades
y cuánta eternidad es la precisa para entender algo como esto:

Vinimos hasta aquí  para estar solos,
pero nadie nos dijo cómo hacerlo.
















http://www.youtube.com/watch?v=yX4iIPlwS5c

miércoles, 12 de junio de 2013

Segundas personas

Los timbres pasan hambre hora tras hora.


Lo advierto: es el rumor del caos acercándose.


Todo se llena de nombres propios  y ajenos,


todo emana un olor viejo,  todo parece un escondite. 


En la soledad hay ojos que te observan,


reclamándote la noche y su acertijo,


hay un animal tendido cerca


que lame sus heridas muy despacio. 


Viene el mar a las habitaciones rotas,


va llegando el futuro pestilente, lleno de llagas,

nada se puede hacer:


En el dolor hierve la ciudad entera,


con sus vacíos inconmensurables,


sus segundas personas.

miércoles, 5 de junio de 2013

Sin ánimo de ofender.




Bien, brevedad y alegría en el camino incierto que me aleja

de burdas ofrendas que yerran en su sino.

¡Pero qué mentira brilla en esos labios que se sirven de la selva,

de ese enredo hábil de palabras calculadas!

Me ponen los corazones sobre la mesa, así: medio vendidos.

Oh, y todos hablan del pasado, amasijo de hierro y porquería

donde esconden la vergüenza de no haber sido ellos mismos.

Procuran una hechicería rara, viajeros en la piel que busca puerto,

más todo vale y todo es dado, hasta la risa de vérmelo venir

atravesando el mundo.

Llegar tarde a las mirillas por las que vemos los despojos,

destruir las posiciones en las que estábamos seguros.

No pondré la mano, puedo ser el disimulo,

rosas negras sobre el pecho envanecido.

Sigue hablándome del viento aquella voz hipócrita

y estoy tan lejos de ese sueño que brillo en mi propia alegoría,

siguen cayendo los deseos y las casas

que tan sólo reciben ya el pretexto.

¿A qué me cuentan tal majadería entre jardines bocabajo

si yo sólo quería escaparme un rato, sólo un rato de esta infamia?

Déjame de amor en las esquinas donde paran los relojes:

no he venido para hablar de las heridas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
.

martes, 14 de mayo de 2013

Oscura estrella

 
 
Sobre los hombros la madrugada se desquicia en sus minutos
llenos de caballos negros que sudan el nombre prohibido.
Sangra el ruido, el murmullo que me afila.
Con los ojos pervertidos me mira la distancia de las cosas,
pero aqui en mi oscura estrella sólo le abro a tus mordiscos.
Están tan cerca como ese pálpito de vida
que se asoma por tu piel a medias y eso me eleva,
me lleva en brazos la extraña ternura que enterré sin percibirla.
Entre tus dientes está la carne impropia, este miedo a todo.
Si se me llevan tus aves azules no podré soportarlo,
y por eso estoy lamiéndote a través de un cristal frío como la noche.
La noche en que abrimos los cuerpos y soltamos la espuma,
la breve noche en el corazón de una ciudad angosta y cínica.
Bajo mis pies clama el infierno que ofreces tú
a través de tu aguja brillante,
 
de tu rara ingravidez.
 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Es cosa mía.


 

 

“Si alguien tiene un destino, entonces es un hombre.

Si a alguien se le impone un destino, entonces es una mujer”.

Elfriede Jelinek

 

Acribillada por los versos afilados del ausente,

me abrí en la herida del futuro.

Siempre contra la pared buscando flores en sus grietas

y tuvieron que venir a decirme que tendría miedo, hambre, peces muertos en las manos.

Debí tener los ojos vacíos y la boca llena de quinceañeras,

debí ser la pureza y la ingravidez, posiblemente una estatua en un jardín sin nadie.

¡Pobre de mí que beso con candados y abrazo con fusiles

y ruego que no me dejen sola, que no me dejen sola en esta multitud!

Esta es la concordancia que esperaban los obtusos,

ellos, que tienen su destino entre las manos.

A mí me viene impuesta la elección tantas veces que desvirtúo mis deseos,

transito por un camino que nunca construí y desconozco el rumbo:

soy esa pesada carga, soy el peso del cielo.

Pero de vez en cuando miro a través de los ojos del pájaro

y algo grita en mí, me atrevo con todo, prendo fuego a mis papeles.

Puedo ser yo misma en el dolor de no ser nadie,

puedo decidir equivocarme, besar esa pared, elegir la soledad como destino.

Y si muero, es cosa mía.

Deben ser mis manos las que escriban esta historia,

este verso oscuro que es la vida.