domingo, 21 de abril de 2013

Los finales

 
Madrugadas eléctricas entre las sienes.
Bajo de mis tacones, del altar detestable de las apariencias.
 
Observo mis agallas y mis contornos, mi superficialidad frente al espejo.
Alguien come de mi boca un pedazo de la noche sin reinas,
alguien detesta conmigo la eternidad maquillada, y yo,
y yo froto el petróleo en mis párpados,
dejo este veneno sobre unos labios alquilados.
 
Vamos a descerrajarnos juntos, me dijo,
pero abrimos flores nuevas sin saberlo.
 
Ya desprendida de los hierros del mañana
pude verme adulterando las palabras que pedía.
 
Ah, este refugio diminuto, este porvenir intacto...
 
El poema es el cadaver que te dejo.
 
Las cenizas del crepúsculo sobrevuelan la ternura,
queda el saldo del amor sobre las sábanas súcias
y un rostro que no conozco, que no percibo
me dice que soy la misma en los finales.
 
Repetidamente somos carne abandonada, un lecho vacío.
 
Voy dejándome la culpa entonces en tus manos,
yo, siniestramente hablando de ataúdes
donde no respires por si acaso.
 
 
 

jueves, 4 de abril de 2013

Por el miedo

 
 
"Sé del miedo cuando digo mi nombre".
A. Pizarnik

 

Por el miedo agarro amigos y hablo quedamente

de las desventuras grises de mi vida. Rocíamos juntos la desidia.

Por el miedo me río ante la mano tendida que convierto en garra

y arrugo la frente que me besan los de menos confianza.

Por el miedo pego un trago con mis sombras y bajo las persianas

cada primavera, ensuciando así mi oculta verdad.

Por él reparto los fragmentos mínimos,

y expongo las palabras justas, por él me visto deprisa

y salgo a la calle como quién se mete en un circo.

Por el miedo estoy dejándome mitades, inventando las costumbres.

Por el miedo nunca me he salvado de mí misma

y voy con mi peso de lirios, con mis tratados de oscuridad

a lugares donde nunca nadie reclamó coraje.

Por el miedo me hice un nudo horrible

en los brazos gélidos, petrificados, que no me asían.

Por él descuelgo los teléfonos y le abro cremalleras a la noche,

nunca miro en los buzones, nunca arruino mis dolores,

no me doy la vuelta por si acaso,

no convengo en la armonía.

Por el miedo respiran mis poemas y me vuelvo algo visible,

por él puedes nombrarme suavemente,

por el miedo me entrelazo a mis demonios,

por el miedo estas rendijas estrechándome,

este vómito de tiempo.