lunes, 24 de marzo de 2014

En el corazón del bosque

I
A la tierra vuelve la ceniza del tiempo.
A estas horas sin dueño, sin dioses, vuelven las buenas costumbres.
Hemos alzado ya las copas, hemos hablado del delirio, del frío inhabitable de las esquinas, del alfabeto de las constelaciones.
Aúllan los perros que están solos y perdidos en la noche.
Tomas mi mano sumergiéndote en la palabra abierta: todo está vivo.
Arderán en el fuego los imposibles, las franjas que separan estas vidas confusas y contaré en tus ojos mis propias plegarias.
Somos de esta tierra inmensa que es ninguna parte y por eso amamos todo cuanto perece entre los dedos.
Saliva sobre la eternidad que no nos concierne.


lunes, 10 de marzo de 2014

Habitaciones heridas



No habría de querer la magia ni la causa perdida de su corazón velado. Debería cerrar la noche a portazos y subir montañas de silencio. Pero el asunto del cuerpo se vuelve hoguera y grito sus manos sin quererlo, me duele la piel allá donde no queda nadie desmenuzando estrellas. Soy la apretada canción de la nostalgia. Vivo intensamente en las habitaciones heridas, en este ceñido espacio que hay entre mi amor y su espalda.     


miércoles, 5 de marzo de 2014

Lapso

La incógnita brilla en mis pupilas fijas en tu cuerpo:
eres pálido contra el fondo de la noche, casi etéreo en sus oscuras fauces marinas.
Recorro los trazos que te perfilan buscando puertas,
buscando templar esta nieve que me envuelve hasta que tú te marchas de ti mismo.

Y vienes hasta mí,  y ya tu pecho surca este oleaje que soy:
convertida en el latido del agua te recibo, renacemos juntos entre ovillos de silencio. 

Ya no sé si te fuiste, si estás aquí, si somos alguien.
Estoy arrancando las estrellas con mis manos laceradas por la espera,
mientras tú, lácteo y desprendido de la aurora, alimentas los oráculos.

Bajan los ríos por nuestros cuerpos ahora libres
hasta el centro universal de la palabra que nos abre los caminos:
de ti y de mí nada queda para el amor excepto su instante.