Sobrevivir
a la lluvia en primavera es cuestión de que un verso te asalte en la
siguiente esquina. De que el plomizo manto de
nubes te desnude por dentro o de caer sobre los sauces que brillan por
encima del polvo de la avenida. A veces un nombre nos descubre
ensimismados en el rocío de la superficie. A veces sólo somos un rescate
para el otro, doble fondo en la promesa de abarcarnos.
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