miércoles, 30 de julio de 2014

Algún día



Este silencio séptico.
El valle y luego la cumbre y luego el averno y los cascabeles del diablo en tu ventana.
Diosas frenéticas del pensamiento, este sabor de Sabbat, inaugural canción del invierno.
Este asunto turbio de los cuerpos que se usan, este manoseo sin palabra,
este ir y venir de las fiebres en los aleros, esta juventud, este desperdicio.

Me pregunto cuándo, en qué momento la mirada se vuelve herida.
El amor en cuarentena, los campos arrasados, la soledad que se alza hermosa entre las ruinas.

Algún día estaremos  ya muy lejos y no tendremos tanta hambre,
no seremos tan feroces, el deseo no abrirá esta puerta prohibida ni la siguiente.
Algún día, una extraña paz visitará las tumbas del pasado.

Algún día no seremos más esa niebla en el pecho,
un silencio inhabitable,
los ataúdes de lo ilusorio.


















Fotografía: Jessica Tremp

lunes, 14 de julio de 2014

Sombras



Los campos de maíz, la pulsión olvidada,
el viento arrastrando mi memoria.

Mis años, una estatua de sal en la orilla,
un pájaro sobre la nieve, un discurso apagado.

Desvaneciéndose en la noche la soledad,
el saberme sin norte, sin estrella,
sin fuego ni relumbre.

La existencia se adhiere al corazón
del que observa su dolor en la distancia.

He venido a caer en estas sombras
para acordarme de cuanto he sido,
de todo cuanto amé.

Se trasciende en el dolor,
me significo en un vacío necesario.

Volveré cuando haya muerto. 


viernes, 4 de julio de 2014


The end


Pantallas en blanco en negro.
Los créditos vacíos.
Los teléfonos sólo murmuran el eco del verano.
Acaricia mis sienes la brisa de la noche,
todavía te pienso
y la orquesta del corazón me mira atenta
esperando el siguiente compás.
Pero yo sólo leo libros,
miro los árboles, los lagos,
me dejo abrazar por mis fantasmas.
The end en las esquinas
ya sin nosotros derramando espejismos.
Todo es tan real, tan definitivo...
Hemos acabado con otro sueño.
Los cines se vacían.
La ausencia arde sobre el asfalto,
las tardes compactan su nada.
Somos un exilio constante.
Ya podemos caminar libres
sobre nuestros cristales rotos.