Una no puede más hasta que de repente puede más y baja al fondo de
las cosas, al fondo de la pena se diría, como si la pena fuese un lugar o una
estación. Te hablan de impulsos y de resistencias, y tú buscas el coraje que no
tienes al final de este pasillo. Entonces te cabreas y maldices lo que eres. La
humillación en tus ojos. Sí, esa verdad viscosa que se adhiere al silencio. En
el fondo deberías estar celebrando algo, piensas. La vida es corta a las seis
menos cuarto de la madrugada. No descifro mis deseos. Lee a Nietzsche -te
dijeron-, y se te pasa.
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