Extiende el verso tu nombre por mis labios y tengo una sed que no
termina, que habla de tu piel y de tu mano que tiembla cuando recoges el pasado
y lo pones en la mía, ¿sabes? restallan muy cerca los truenos, la primavera es
sólo una excusa, el latido insiste en referirse a tu posible, pero algo cansado
aparece tras tus ojos, algo que vivía y respiraba, algo que no moría tantas
veces en la línea de un poema; por eso me he quedado quieta observando desde
lejos los incendios y con el amor sentado en las rodillas, tejiendo universos
en el glaciar inmenso de una soledad tan parecida, tan necesaria para ambos.
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