Hambre de vértigo en todas las esquinas de la noche,
la causa perdida del pasado golpea las puertas:
tus nudillos, tus ojos descomponen el techo,
tus labios buscan forma entre los míos.
Somos tenues acechando en la cordura,
somos melancolía, velada trampa futura, somos lo incierto.
Y abres las manos y escucho los lobos en la ciudad
cruzando soledades para venir a comer de las mías.
Cómo decir que no: eres suave, estás triste,
quieres amar pero sólo describes paisajes baldíos,
y anidas en mi corazón buscando silencios.
Desprendida del tiempo y los nombres te recibo,
jauría de sombras, cansado verso, verdad oculta,
cae conmigo al fondo de aquello que somos unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario