A veces creo comprender
la mirada antigua de los perros salvajes
que vagan de noche por la habitación
por la espalda amada que respira tranquila
por unos versos desgastados
por mis cuatro esquinas
Entonces pienso otra vez en algo
que no tiene forma ni nombre
pero parece una piedra oscura
insertada en el corazón
El ojo del huracán donde todo está
extrañamente detenido
A veces reconozco la pequeña hoguera
de tus ojos escondidos en el tiempo
y los oigo crepitar en mitad del bosque
que ha nacido de pronto bajo las sábanas
No quiero decirlo pero
podría nombrar una a una
todas estas heridas
En lugar de eso me escondo y dejo
que el huracán pase por mi lado
y se lleve la noche contigo
Sólo así vuelve
mi corazón a su sitio.
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