miércoles, 12 de junio de 2013

Segundas personas

Los timbres pasan hambre hora tras hora.


Lo advierto: es el rumor del caos acercándose.


Todo se llena de nombres propios  y ajenos,


todo emana un olor viejo,  todo parece un escondite. 


En la soledad hay ojos que te observan,


reclamándote la noche y su acertijo,


hay un animal tendido cerca


que lame sus heridas muy despacio. 


Viene el mar a las habitaciones rotas,


va llegando el futuro pestilente, lleno de llagas,

nada se puede hacer:


En el dolor hierve la ciudad entera,


con sus vacíos inconmensurables,


sus segundas personas.

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