miércoles, 2 de octubre de 2013

Todo se comprende.

 
“Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco..”
Jaime Gil de Biedma.
 
 
El silencio, la cama desordenada,
la mañana abriéndose de cuajo en unos ojos que conocen el dolor.
Besarse en el vacío de las  horas más tardías,
buscarse en los supuestos y ser más animales que cualquiera.
Ellas paren hijos, ellos miran a otras hembras.
A veces se dedican al amor, a saldar sus cuentas,
a ceñir espacios infinitos en la forma de sus cuerpos.
Y en medio de todo esto estamos nosotros,
donde una soledad extraña recoge los fragmentos
de ti y de mí, de lo que pudimos ser alguna vez.
Si estamos tristes y nos alejamos,
si buscamos fechas en el cuerpo que nos abre,
si pasan los años y tú vas cerrando la puerta, no temas.
Todo se comprende.
Todo se deja morir de tanta, tanta vida.
Y siendo el mismo interrogante ambos, quietos en el margen,
nos dejamos partir el corazón por cualquiera,
creemos merecer esta suerte torcida
de que nos quieran poco y a destiempo.
Amor, nunca estamos para nadie y yo me veo en ti cerrando puertas,
respirando en las palabras, sucia belleza de ese olvido
que nunca llega sin embargo.  
 
 
 
 

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