miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sé el viento.

“La vida ordinaria no me interesa. Sólo busco los momentos altos.
Estoy de acuerdo con los surrealistas en la búsqueda de lo maravilloso”.
Anaïs Nin

Esa exclusividad con la que encerramos la ocasión
no es más que piedra sobre piedra,  voz privada de su canto.

No quiero sus vestidos ni sus muebles, no quiero esa vida perfecta,
no firmaría más cláusulas que las propias,
no volvería nunca al mismo lugar.

Los saldos de la vida, esos alivios sucios que nos damos
o el amor que se figura como el único  camino,
son la fiebre del que sueña, infeliz, con parecerse al resto.

Busca los momentos altos, dijeron en la noche.

Explora el cuerpo en su delirio, templo sin más dogma que la carne.
Abre el laberinto en que te pierdes, tú,  ingobernable,
para verte en la belleza de lo efímero.

No quiero pactos, sé indisciplinadamente tuya
porque sólo así frenarás ese desierto al que te llevan.

No te parezcas a esa bruma:  sé el viento.

Escucha entonces como cae el principio y su oscuro espejo,
sal de los cristales, visita los infiernos, sáltate las normas.

 Busca los momentos altos, dijeron desnudándote.
El resto es la ficción del mundo, ley inquebrantable,
oscuro esperpento de ti  misma.   















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