domingo, 28 de julio de 2013

Todavía

Eras tú.

Y se nos daba tan bien crear distancias

como habitar trincheras.

Éramos nosotros y era el desafío de mirarnos

siempre desde los rincones más oscuros.

Pero a veces nos salvábamos a besos,

nos ganábamos a orgasmos altos, eléctricos.

Yo era el laberinto

y nunca te pedí perdón.

Llevo conmigo ese nosotros borroso y aguado

pero vivo.

Eras tú, el latido.

Y el día que te fuiste recuperamos los sentidos,

todo volvió a ser normal, todo respiraba.

Menos esa parte de mí,

profunda y callada,

que todavía te nombra. 







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