lunes, 10 de marzo de 2014

Habitaciones heridas



No habría de querer la magia ni la causa perdida de su corazón velado. Debería cerrar la noche a portazos y subir montañas de silencio. Pero el asunto del cuerpo se vuelve hoguera y grito sus manos sin quererlo, me duele la piel allá donde no queda nadie desmenuzando estrellas. Soy la apretada canción de la nostalgia. Vivo intensamente en las habitaciones heridas, en este ceñido espacio que hay entre mi amor y su espalda.     


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