Para vivir en el viento, tú,
mi pequeña órbita de silencios y tempestades.
Y esta lluvia desafinada en las calles,
mi falta de rutas, de precisión,
esta sobriedad.
Arañar el corazón de los hombres, sucio oficio,
y levantar todas las excusas del mundo
para no soltarse, para no renunciar a lo escrito.
Guardar la munición sólo por si acaso
y disfrazar de ternura estos miedos.
Cómo negarle a los labios el beso libre del cambio,
cómo resistirse a esta obscenidad de la noche.
Siempre temo al amanecer, dulce dolor.
Amar es cosa de otros y tú,
pájaro de la memoria,
tiemblas siempre entre mis manos.
1 comentario:
"Arañar el corazón de los hombres, sucio oficio,
y levantar todas las excusas del mundo
para no soltarse, para no renunciar a lo escrito."
Gigante.
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