Sé la noche oscura. Sé los ojos fieros. La mano que
desciende. Sé los labios encendidos. La casa fría por culpa de esas miles de ausencias.
Llora. Sola o en compañía. Encuentra otra puerta, sal por otras manos. Olvida
al resto. Muere un poco cada día. Sé consciente del océano, de los horizontes intocables,
de los paisajes prohibidos. Recuerda el dolor, la herida del mundo. Piensa en
el otro amándote a ti misma. Nunca te dejes sola. Sé la noche oscura.
Tiembla si, salvajemente, la vida responde.
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