lunes, 27 de enero de 2014

Retirada

Cierran tarde los negocios del corazón en la noche fría. Piden el abrigo absoluto de lo que viene siendo cualquiera. He descrito el universo con mi tacto helado sobre espaldas que negaban lo posible. Noche tras noche describiendo mi páramo olvidado, dibujando en la ceguera. Y ahora la madrugada me ve llegar tranquila, ciertamente triste, pero tranquila. Metí el corazón en un taxi, pagué la deuda, no entregué mis ruinas. Sólo somos los espejos donde los demás se miran un instante. Migraciones desesperadas a otros cuerpos para entender el mundo. Me ve soñar la aurora y la casa rompe su vacío. Toda luz me alumbra silenciosa cuando extiendo la mano y toco el futuro. Allá donde estoy naciendo todavía. 


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