martes, 16 de octubre de 2012

Incertidumbre.

Ya olvidé la náusea del tiempo vano.
Hoy la euforia enciende de violencia mis labios, surca el cuerpo.
En mi espesura fui callado temblor, la mentira vertical del amor urgente.
He ido olvidando todo esto.
Hoy son las selvas de mis sienes el paisaje blanco de lo posible.
Viajo por los cuerpos apresando sólo lo que vibra;
suave es la noche en mi conciencia, presa del misterio
voy amando cada incógnita que nace.
Ya no sé qué pánico habitaba en las almohadas  donde soñar
era un deshecho de mí misma, ya no duelen las madrugadas retenidas,
siempre retenidas en las manos del que ahoga.
Ya casi no sé nada,  pero me redimo de las sombras.
Dulce la pulsión que mueve mis manillas,  ese trémulo vivir
es ahora el paso firme contra el muro que me aparta del secreto:
todo está por suceder desde el origen,
sublime es el vientre del futuro.

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